Esa es la actividad que Hernán despliega desde hace 20 años, a poco de haberle pedido a la Virgen del Rosario de San Nicolás que le diera una mano para poder instalar un negocio del ramo y que en sus primeros tramos compartió con su hermano, Héctor, quien luego decidió tomar otra dirección. Lo singular es que sin imaginarlo, la propuesta bolichera fue dando lugar a una apertura cultural y artística que lo convirtió en una institución barrial.
“Para mí esto es un servicio que se manifiesta tanto con los clientes como con las posibilidades de dar un espacio a manifestaciones culturales, muestras, monólogos y espectáculos”, reseñó Cambré a HISTORIAS DE VIDA en un alto de su labor cerca de la barra desde donde ejerce una profunda observación del mundo conformado por su clientela.
“Desde acá se ve mucho y si algo genera la actividad en el bar es la función de comunicarse” puntualizó, haciendo hincapié que en ese concepto encuadran por ejemplo estar atento a los cumpleaños de los clientes, saber escucharlos cuando necesitan decir algo y hasta estar atento si ha pasado un tiempo sin que pasaran por el local.
Aunque sus orígenes barriales se asocian con Palermo, Cambré fijó sólidos vínculos con Monserrat que le permiten dialogar con los vecinos cuando barre la vereda del local, compartir experiencias con otros comerciantes y ser reconocido por la movida cultural que despliega en su bar. Sin ir más lejos Hernán, que llegó a ser tesorero de la asociación de fomento del barrio, hoy forma parte de la denominada Comunidad Monserrat, espacio que las fuerzas vivas auspician para mejorar la zona y proyectarla incluso al turismo que arriba a la ciudad .
Con más de seis décadas sobre sus espaldas, dos de ellas en el bar, Hernán conoce de las rutinas de los parroquianos, de la señora madura que desde hace años viene a corregir originales de libros a la oficina virtual que monta en torno a su mesa y de los encuentros clandestinos en los cuales quien generalmente salda la cuenta de la consumición es la mujer comprometida en la trampa.
Cultura en bandeja
Pero si algo ha caracterizado a su bar “Monserrat” fue la apuesta que hizo en favor la movida cultural que comenzó desde el dí de la apertura, el 10 de enero de 1992, con un café concert en donde el libreto procaz que un humorista llevó a escena hizo que la experiencia fuera efímera. No obstante el caudal de clientes derivados de los restaurantes de la zona convirtió al bar en un clásico que abrió otras puertas que dieron ingreso a shows musicales, cafés literarios, exposiciones pictóricas y muestras fotográficas.
Cultura en bandeja
Pero si algo ha caracterizado a su bar “Monserrat” fue la apuesta que hizo en favor la movida cultural que comenzó desde el dí de la apertura, el 10 de enero de 1992, con un café concert en donde el libreto procaz que un humorista llevó a escena hizo que la experiencia fuera efímera. No obstante el caudal de clientes derivados de los restaurantes de la zona convirtió al bar en un clásico que abrió otras puertas que dieron ingreso a shows musicales, cafés literarios, exposiciones pictóricas y muestras fotográficas.
En este sentido la historia empezó a escribirse a los cuatro meses de haber abierto el bar cuando una chica la preguntó a Hernán si era posible darle cabida a un café literario. “Mi hermano, que todavía estaba conmigo, le dio el visto bueno y el café Literario Antonio Liberti hace ya veinte años que se reúne el primero y tercer viernes de cada mes”, indicó.
A los 66 años Cambré es un hombre satisfecho con lo que ha logrado a partir del servicio que brinda en su bar, aquel que abrió luego de una visita a San Nicolás en la que le planteó a la Virgen sus sueños. “Tengo que volver para decirle nuevamente gracias y pedirle que me dé la inteligencia ahora para hacer algo de plata”, concluyó.
Fuente: Diario Popular
Link: http://diariopopular.com.ar/dp001.php?nId=635952&src=NP
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