martes, 3 de febrero de 2015

Manzana de las Luces: un espacio de significación

Después de la partida de los Jesuitas, a fines del siglo XVIII, la manzana albergó buena parte de las instituciones políticas, religiosas, culturales y administrativas del país. Debe concluirse su completamiento.


Ante la posibilidad del un paulatino rescate del ámbito de las Manzana de las Luces como centro de la atención del patrimonio cultural de la Nación, parecería oportuno revalorizar la enorme significación que tuvo este espacio en la administración pública, el fomento de la enseñanza, la organización legislativa del país, la actividad económica, la atención a los temas asistenciales y sociales y a la continuidad de sus actividades religiosas.

La expulsión de los religiosos de la Compañía de Jesús en 1767 permitió a la corona española disponer de los bienes materiales de la orden y de sus edificios, que rápidamente fueron solicitados por otras instituciones de la propia administración. El Conjunto Jesuítico de Buenos Aires, por su céntrica y estratégica ubicación, fue uno de los que despertó mayor interés en unos gobiernos limitados de recursos, y cuyas obras de arquitectura propias eran escasas y muchas veces obsoletas para la dinámica que imprimía el crecimiento poblacional y el desarrollo del comercio.

En el traspaso del sistema colonial a la independencia, las nacientes instituciones de la república tendieron a buscar espacios que facilitasen su funcionamiento. De esta manera, en un proceso de rápida rotación, muchas de nuestras más destacadas administraciones ocuparon fragmentos de las antiguas construcciones jesuíticas y de las casas construidas por el Virrey para allegar rentas al gobierno colonial. Persistieron los usos religiosos de la Iglesia, pero el resto de las edificaciones fueron mutando sus destinos manifestando una notable convivencia de usos. Hacia 1861 se generaron transformaciones en el paisaje urbano como las de las nuevas fachadas de la Universidad y del Departamento General de Escuelas sobre la calle Perú, y la portada y fachada del Colegio Nacional de Buenos Aires, sobre la calle Bolívar.

En esta manzana y sus adyacencias vinieron a configurarse los ámbitos de la gestión y la administración pública provincial, incluyendo la hegemonía unitaria del Estado de Buenos Aires, y luego nacional cuando en 1880 la ciudad asumió la capitalidad del país. Hasta avanzado el siglo XX, culminando con la construcción del nuevo Colegio Nacional Buenos Aires y la demolición de buena parte de las Facultades de Ciencias Exactas e Ingeniería, la Manzana de las Luces siguió albergando actividades sociales y culturales.

Entre ellas podemos destacar las siguientes instituciones:

1) Culturales: la primera imprenta de Buenos Aires, la Biblioteca Pública, el Archivo de la Provincia de Buenos Aires, el Museo de Ciencias Naturales, el Archivo General de la Nación, la Junta de Historia y Numismática (luego Academia Nacional de la Historia).

2) Educativas: el Colegio Unión del Sud, la Universidad de Buenos Aires, el Colegio Nacional, la Dirección General de Escuelas, las Facultades de Ciencias Exactas, Ingeniería y la Escuela de Arquitectura.

3) Político-administrativas: Sala de Representantes, Congresos Constituyentes, Concejo Deliberante, Depto. Topográfico, Escribanía Mayor de Gobierno.

4) Económicas: Junta de Temporalidades, Casas redituantes, Banco de la Provincia de Buenos Aires y Tribunal de Cuentas.

5) Sociales y religiosas: Iglesia de San Ignacio, el Protomedicato, el Centro de Vacuna, el Departamento de Higiene y la Sociedad de Beneficencia. Hubo inclusive lugar para que una parte del antiguo huerto de los Jesuitas en la esquina de Bolívar y Moreno fuera privatizado por la familia Anchorena, que edificó casas y tiendas donde habría de funcionar en algún momento el diario La Prensa. Otra zona que había pertenecido a los Jesuitas en una manzana adyacente vio instalarse allí el Teatro de la Ranchería, que tuvo efímera vida. Luego de las Invasiones Inglesas se instalarían cuarteles de Patricios y posteriormente el Mercado del Centro.

En la manzana formada por las calles Moreno, Perú, Bolívar y Belgrano que, en buena medida era ocupada por las casas de la familia Ezcurra y donde residió temporariamente Juan Manuel de Rosas, se habría de generar una nueva expansión fruto de la expropiación de sus bienes. Funcionarían allí, donde hoy se encuentra el Bar el Querandí, la Escuela Modelo Catedral al Sur, la primera creada en Buenos Aires por Sarmiento con la participación del vecindario. Otra gran parte de la residencia de los Ezcurra se destinó a la Casa de Gobierno de la Provincia y durante varios años al Correo.

La Manzana de las Luces y sus adyacencias configuraron durante estos siglos un espacio sin parangón en la dinámica de la gestación y el desarrollo de la Argentina, enraizado sobre la génesis de aquel espacio notable que había formado la Compañía de Jesús.

La exposición y el libro que ha realizado el Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana (CEDODAL) conjuntamente con la Fundación Bunge y Born y que ha contado con el apoyo del Banco de Galicia, la Fundación Ortega y Gasset y el Mecenazgo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se encuadra en la campaña tendiente a recuperar un área de notable valor histórico para la ciudad mediante el completamiento del área destinada en la actualidad a playa de estacionamiento, por la demolición realizada en 1972 para hacer obras que nunca se encararon.


Fuente: Clarin

Link: http://arq.clarin.com/patrimonio/espacio-enorme-significacion_0_1280272426.html

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